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La Gestión Energética en consumidores energointensivos, es mucho más que Eficiencia Energética

La Ley de Eficiencia Energética ya fue aprobada por el Congreso – estando ad-portas de su promulgación- lo que, para los que trabajamos en este sector, marcará un antes y después no solo en la responsabilidad de usar la energía de manera eficiente y ayudar a enfrentar el cambio climático, sino como la oportunidad de posicionar a este indicador entre aquellos con marcada importancia Estratégica en las empresas, más aún, en aquellas que son energointensivas como es el caso de la Minería, empresas forestales y agrícolas, entre otras.

¿Que hace su organización, Eficiencia Energética o Gestión Energética?

En esa línea y para poder generar cambios reales, debemos quizás plantearnos algunas preguntas: ¿Queremos hacer Eficiencia Energética o Gestión Energética? ¿Los sistemas tradicionales de Gestión de Energía aportan a los resultados del negocio o solo apoyan a dar cumplimiento a compromisos o normativas? ¿En qué falla un Sistema de Gestión tradicional que no logra cumplir con las expectativas de la dirección? ¿Están los equipos y organizaciones preparadas para la Ley de Eficiencia Energética?

 Si bien en este artículo no buscamos resolver inmediatamente todas estas interrogantes, sí queremos dejar planteada una manera distinta de ver la Gestión Energética, desde la mirada de un equipo que ya ha vivido el diseño, implementación y certificación de Sistemas de Gestión de Energía bajo normas internacionales, ya sea desde el interior de empresas como en el papel de asesor. Todos estos procesos, incluyendo sus caídas, correcciones y aprendizajes, han permitido el que hoy nos atrevamos con seguridad a plantear una manera distinta de enfrentar la Gestión Energética.

 Lo primero es entender de qué vamos a hablar. Un cambio en el lenguaje necesario de hacer es dejar de limitarnos a hablar solo de Eficiencia Energética y pasar a un concepto más amplio, acorde al espíritu y sentido al objetivo de la Ley y a lo que las empresas requieren para agregar valor al negocio. Hablemos entonces de Gestión de Energía, pero ¿Cuál es la diferencia? Tradicionalmente el sector de Eficiencia Energética -público y privado- a nivel mundial promovió este término y con ello se encasilló en proyectos que optimicen el uso de la energía de manera “visible”, claro ejemplo es el cambio de iluminación, dejando muchas veces fuera los procesos de compra, adquisición y renegociación de energía, incluida la fuente de donde proviene, gestión de contratos, innovación ligada a energía –tanto en su uso o producción-, sustitución de combustibles fósiles por fuentes de energías renovables, entre otros. La importancia que tiene alcanzar una buena definición para el sector no es trivial, más allá del aporte a nivel de un artículo o documento técnico es que, cuando se lleva este término a la práctica dentro de una organización, comienzan los inconvenientes y eventuales malas interpretaciones en los conceptos y alcances que merman los resultados de la Gestión Energética buscada. Así, una buena definición permitirá que, al interior de las empresas, el tema sea visto como algo transversal. Por el contrario, si seguimos hablando solo de Eficiencia Energética, el ámbito de competencia y responsabilidad tiende a centralizarse solo en algunos pocos.

La Gestión Energética debe impactar directamente en los resultados del negocio, mejorando su Productividad y Competitividad

En ese mismo sentido, si seguimos hablando solo de Eficiencia Energética, en muchos casos se cae en que la Gestión se limita a un listado de proyectos que reduzcan los consumos de energía de la organización, liderados y gestionados por un equipo que, en la mayoría de los casos, al no ser parte del corazón del negocio, es limitado en influencia y posicionamiento al interior de la organización, perdiéndose una serie de oportunidades de generación de valor ligadas a redes ya existentes y la correcta identificación del aporte que cada área puede hacer al uso y gestión de los recursos energéticos. Ahora bien, si nos logramos enfocar en el análisis de la organización y desarrollo del concepto de Gestión de Energía de una manera más amplia, los resultados finales en materia de costos y beneficios repercuten, en mayor o menor medida, en la última línea del negocio, yendo más allá del cumplimiento normativo o compromisos suscritos con terceros como objetivo base.

Se trata básicamente de romper el silo de trabajo y dejar de ver que la energía es responsabilidad del equipo de Eficiencia Energética, la Gerencia de Energía o Medio Ambiente u otro, traspasando la responsabilidad y oportunidad a las áreas usuarias e identificando a todas las áreas soporte de la organización que pueden contribuir a optimizar el uso y gestión de los recursos. Armemos un ejemplo, usualmente en una empresa, la compra y negociación de los contratos eléctricos son liderados por la Gerencia de Energía o similar, pero para el caso de adquisición de combustibles -diésel, bencina, GNL, etc.- el liderazgo recae generalmente en las gerencias de abastecimiento, las cuales –por regla general- trabajan y se organizan de manera distinta. De esta forma, se trabaja sin una visión estratégica común desde el punto de vista organización, buscando en la mayoría de los casos solo optimizar el precio final del producto licitado. Por otro lado, y sin mucha relación con las áreas que ejecutan y contratan el suministro, se encuentran distintas unidades de soporte a la operación que pudiesen permitir una optimización en el uso y gestión (consiente e inconscientemente) de dichos recursos, como son Medio Ambiente, Excelencia Operacional, áreas de Proyectos, Gestión u Optimización de Costos, Finanzas, etc. las cuales, en la mayoría de los casos, trabajan con estándares o sistemas de gestión vinculados –y limitados- a su temática, pero que desconocen variables transversales como es el caso de la Energía y cómo ellos podrían aportar a mejorar su gestión al incorporarla como una variable visible dentro de sus actividades.

Todo ello, permite desprender un aprendizaje que puede traer múltiples beneficios (económicos, ambientales, reputacionales, operacionales, entre otros) especialmente para las Compañías energointensivas, logrando pasar de un listado de proyectos de Eficiencia Energética a un sistema que permita Gestionar la Energía, articulando a múltiples actores, todos con responsabilidad, siempre bajo el impulso y lineamiento desde la cima de la organización, permitiendo incorporar de manera gradual el tema en la “cultura organizacional”, tal como ha tenido lugar con la Seguridad y Salud Ocupacional en los últimos 25 años.

Con este breve análisis buscamos que, como lector, se reflexione respecto al nivel de desarrollo y madurez de esta materia en su organización: ¿Está preparada para la Ley de Eficiencia Energética? ¿Cumple o agrega valor al negocio la gestión actual de energía?

Lo invitamos a sumarse al desafío de diseñar o rediseñar su Sistema de Gestión de Energía en base al aprendizaje y no solo desde el cumplimiento, aportando a la competitividad, productividad y sostenibilidad del negocio.

La experiencia técnica y estratégica en materia de Gestión Energética de la alianza JHG Ingeniería Ltda. y Ecodesarrollo SpA, busca brindar un apoyo integral a las organizaciones que quieren obtener resultados que impacten directamente al negocio.